lunes, noviembre 26, 2012

LA TIRANÍA DE LOS BIENPENSANTES


Pareciera que con la consolidación de la llamada democracia ─ese nuevo Tótem del cual es el más grande Tabú poner en duda su papel como el remedio a todos  los males del a humanidad─, hubiéramos dejado atrás los tiempos del oscurantismo y las visiones absolutas. Ya no existe, por lo menos abiertamente, un aparato censor centralizado que le impida al ciudadano expresarse, y con la llegada de nuevos métodos y tecnologías de comunicación como la Internet y las redes sociales, cada habitante del globo tiene la facilidad de decir lo que se le dé su rechingada gana.
            Sin embargo, esta libertad no es cierta del todo. Si bien ya no existe ese gran organismo represor del lenguaje, si han aparecido múltiples grupos y personalidades que aparentemente se han atribuido a sí mismos la potestad de pensar por el resto de la sociedad; organizaciones en apariencia bienintencionadas que se caracterizan por una intolerancia que no hubiera desentonado entre los miembros más obtusos de la K.G.B, y que se manifiesta en ese mamotreto que hemos llamado lo “políticamente correcto” o nueva moral lingüística. Este amor por no ofender a grupos y personas vulnerables se ha convertido en un verdadero lastre para el libre pensamiento y la expresión sin tapujos. Pongo dos ejemplos de los más recientes (y ridículos):
1)    Hace algunos meses, en la Ciudad de México, la compañía refresquera  Coca Cola mandó instalar unos espectaculares como parte de su campaña para promover la versión light de su producto más emblemático. En ella, una guapa chica sonreía burlona mientras con su mano mostraba una coca de dieta. Al calce se podía leer “Macho es mi novio porque pide Coca Cola Light”.  Aún no se acababa de secar la pintura de los anuncios cuando varios grupos feministas, entre las que destacaban algunas famosas actrices de teatro cabaret, se desgañitaban en contra de la campaña alegando que promovía el machismo. Evidentemente, esta serie de colectivos jamás reparó en el carácter evidentemente irónico de la frase un macho macho jamás se preocuparía por su peso; mucho menos en tomar productos dietéticos, sino que se lanzaron duro y a la cabeza contra la refresquera con una serie de desplegados, manifestaciones y demás actos públicos. Coca Cola no quiso tener más problemas y decidió retirar su campaña, ganándose el aplauso del sector aparentemente más “liberal” de la sociedad.  La nota se puede leer en las siguientes ligas: http://www.proceso.com.mx/?p=320371

2)    Desde hace algunos tiempos, En los Estados Unidos, varios colectivos LGTB buscan que los personajes Beto y Enrique (Bert y Ernie en su idioma original) del programa infantil  Plaza Sésamo salgan del closet y se unan en matrimonio. Su argumento radica en que los populares muñecos han vivido mucho tiempo juntos y que es antinatural y dañino para los niños que no aclaren la naturaleza de su relación. Ante ello, la productora de la teleserie declaró que “Beto y Enrique son mejores amigos. Fueron creados para enseñar a los preescolares que la gente puede tener buenos amigos en aquellos muy diferentes a ellos mismos”.  La información completa en la liga de abajo:
Toda esta controversia se dio obviando el hecho irrefutable de que el par de personajes no son seres humanos, sino marionetas (por si alguien no se había dado cuenta), y que su conducta es congruente a la lógica de un niño de cinco años, (Público mayoritario de Sesame Street) para quienes es pefectamente explicable que dos buenos amigos vivan juntos y hasta compartan cama sin que por ello tengan que declararse pareja o unirse en matrimonio.

Ambos casos demuestran las sinrazones hasta las que puede llegar ese mamotreto de lo “políticamente correcto”. Por un lado, grupos feministas satanizan per se la palabra macho así como hace algunos ayeres las abuelitas nos abofeteaban si nos atrevíamos a decir puta o verga, y en el otro, se quiere obligar a que dos personajes de ficción se casen sólo porque viven juntos.   Para entender lo risible de ambos planteamientos, sólo tenemos que hacer el truco de la inversión. Imaginemos por ejemplo, que una empresa de productos para deporte extremo de repente ideara una campaña que dijera: "Mi chica es toda una mujercita; usa botas para cliffhanging marca Everest". Nadie diría nada ante la aparente paradoja (es más, hasta la celebrarían).   O por ejemplo, si Beto y Enrique fueran Beatriz y Enrique y que luego de vivir por décadas en la misma casa, la iglesia católica declarara que “No es natural que un hombre y una mujer vivan juntos sin estar casados”. ¡Por supuesto que todos los grupos que ahora pugnan por el matrimonio de Beto y Enrique declararían que la Santísima Iglesia es una cueva de mentes medievales y retrógradas! (lo cual es muy cierto, by the way).
Entonces ¿Por qué lo que es aceptable para unos no lo es para los otros, siendo que es la misma actitud? Por lo políticamente correcto. Podemos perfectamente destacar y burlarnos de las sinrazones de los grupos conservadores, pero no las de los colectivos feministas o LGTB. Podemos declarar que el obispo ____________ (ponga aquí al eclesiástico deslenguado del momento), es un estúpido descerebrado, pero ni siquiera podemos pensar en hacer un juicio acerca de lo que declaró _____________ (Ponga usted aquí al intelectual de izquierdas o al activista de moda), porque se nos viene encima la tropa de bienpensantes a zapearnos con su libro de Murakami.
Pienso que en los grupos de activistas que iniciaron ambas campañas (y otras semejantes), además de los clásicos militantes acríticos y descerebrados, también hay miembros inteligentes que de inmediato se dieron cuenta de la sinrazón de su protesta  y, aún así, la continuaron. Puedo imaginar que lo hicieron pensando en la conveniencia política, en lo redituable mediáticamente que es pegarle a empresas gigantes trasnacionales, (tales como la Coca Cola o la productora Disney, dueña de los derechos de Plaza Sésamo), acusándolas respectivamente de machistas a intolerantes a la diversidad.  En ese caso, peor para ellos, pues las causas que defienden son lo suficientemente sólidas y loables como para andar haciendo faramallas sin sentido únicamente por el gusto de salir hacíendola de a tos feroz en la televisión.
Por último, considero personalmente que la primera obligación de los grupos que luchan a favor de las libertades sociales como los LGTB─, o a favor de grupos vulnerables, es mostrar tolerancia, apertura y sobre todo, un amplio cirterio (ese que a todo mundo exigen pero que en ellos es generalmente poco). Las contradicciones de muchos colectivos que en el discurso enarbolan la tolerancia, pero que en la práctica no son sino clubs de Toby, debilitan más sus causas muy válidas, por cierto─, que los haceres de sus adversarios.
Porque si no, serían como aquel ficticio capitán de submarino, caracterizado por Gene Hackman, que en alguna película palomera le decía a Denzel Washington “Estamos en esta nave para defender la democracia, no para practicarla”.
Omar Delgado
2012

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Asi es: Estamos aquí para defender la democracia no para practicarla.
Todos los grupos humanos trataran de validar sus actos e imponerlos a los otros mediante un discurso que lo valide, es la misma lucha de los primates pero desde las palabras y cobijándose en el espíritu de los tiempos

unix dijo...

vaya excelente articulo, me gusto mucho tu blog