viernes, septiembre 01, 2006

CAPOTE Y LA NO FICCIÓN




Introducción
Es posible percibir, en los escritores norteamericanos de los siglos XIX y XX, una tendencia a mezclar el oficio de escritor de ficción con el de periodista. Cómo ejemplos de ello puede hacerse mención de Jack London, Ernest Hemingway y Stephen Crane, quienes fueron corresponsales de diversas publicaciones mientras escribían algunas de sus obras cumbre. En el caso del autor de Las Nieves del Kilimanjaro y El viejo y el mar, le fue necesario separarse del oficio periodístico para comenzar en forma su carrera en las letras. El malogrado Crane, muerto a los veintiocho años, alternó los oficios de corresponsal de guerra y narrador en la última mitad del siglo XIX; Jack London se hizo a sí mismo un personaje en el cual confluían las naturalezas de aventurero, periodista y escritor.
Es difícil atribuir esta característica de los escritores norteamericanos a un hecho en particular. Se puede conjeturar que, en parte, se debió a la manera en que se divulgó la literatura en los Estados Unidos del siglo XIX: por medio de los diarios. Los escritores primero publicaban sus cuentos y novelas en ellos y luego los compilaban en volúmenes. El mismo Edgar Allan Poe vio impresos muchos de sus máximos trabajos en los diarios de la costa este. Tal vez esta doble naturaleza no es sino una manifestación del espíritu práctico Norteamericano. Los autores vivían lo que escribían y muchas veces tomaban las historias que narraban de su labor diaria como corresponsales.
Es por ello que no es extraño que el género que sería hijo de los oficios de escritor y del periodista de diera en la unión americana. Este nuevo lenguaje narrativo, propio del siglo XX, se conoce actualmente como Novela de no ficción (Non fiction novel).

La novela de no ficción
En 1965 es editada A sangre fría, la novela que inicia formalmente el género de la ficción real o novela de no ficción. En dicha obra su autor, Truman Capote, relata el asesinato cuádruple de los miembros de la familia Clutter, acomodados granjeros de un pequeño pueblo de Kansas, ocurrido el 14 de noviembre de 1959. De igual manera, la novela relata las consecuencias que dicho crimen trae para los culpables y para la comunidad de Holcomb, lugar en donde ocurren los hechos.
La novela inicia con una descripción del pueblo de Holcomb y de sus habitantes, sus características y relaciones sociales; luego, se recrea el último día en la vida de las víctimas: Herbert Clutter, el padre de familia; Bonnie, la madre, de frágil salud física y emocional; Nancy, la joya de Holcomb, hermosa adolescente que causaba la admiración del pueblo entero, y Kenyon, introvertido muchacho con talento para las manualidades. Capote nunca conoció a los Clutter en vida, por lo que se vale de sus dotes literarias para retratarlos, haciéndolos así personajes vivos y entrañables. Después, el también autor de Desayuno en Tiffanys hace una elipsis que oculta el crimen, y se desplaza hasta el otro día, cuando se desatan las consecuencias del mismo. Capote hace un puntilloso seguimiento del caso, entrevistándose con los allegados de los Clutter, hasta que los culpables, Richard Hickock y Perry Smith, son capturados en enero de 1960. Truman Capote va desentrañando, por medio de entrevistas hechas a los culpables(entrevistas que él mismo realiza), los móviles del asesinato así cómo los hechos que realmente ocurrieron en la granja Clutter esa noche de noviembre del 59. La novela termina con la ejecución de Smith y Hickock, llevada a cabo en 1965.
El proceso de creación de A sangre fría fue muy doloroso y devastador para Capote, en parte debido a la técnica con la que experimentó, la cual describe Paty Pilly en una entrevista que tiene con el autor:
“... Capote trabajó seis años en su más reciente libro: In cold Blood (A sangre fría), narración del asesinato de un granjero y su familia en Holcomb, Kansas, a manos de dos exconvictos, Perry Smith y Richard Hickock y Perry Smith, y que robaron menos de cincuenta dólares. Innumerables veces Capote habló con Smith y Hickock y con los vecinos de la familia Clutter, pero sin emplear grabadora ni libreta de apuntes. El resultado del “experimento estético” es una nueva forma literaria: la novela sin ficción.”[1]
Al no utilizar ningún tipo de “mediación”, entre los hechos ocurridos en Holcomb y su propia mente, Capote se convirtió a sí mismo en un “filtro”, en un intérprete tanto del asesinato cuádruple como de la personalidad de los culpables. Capote tuvo que vivir en sí mismo los motivos que tuvieron Smith y Hickock para perpetrar el crimen tan profundamente que llegó a identificarse con ellos (especialmente con Smith, dueño de una gran sensibilidad artística), lo cual fue beneficioso para la obra, pero también dejó una marca indeleble en la personalidad del autor.
Años después de A sangre Fría, Capote regresa al género con Ataúdes tallados a mano. Relato real de un crimen Americano, que él mismo califica como “Novela real corta”. En esta obra Truman Capote parte del punto opuesto al de su novela anterior: en lugar de investigar un crimen real, inventa una serie de asesinatos totalmente ficticios y lo narra con los mecanismos que utiliza en A Sangre Fría. El resultado es una Non Fiction Novel tan verosímil como la que lo consagró.

Características de la novela de no ficción
A partir del análisis de ambas novelas, se pueden enlistar las características que comparten:
1) El narrador puede ser enunciado tanto en tercera persona como en primera. En el caso de la tercera, utiliza un narrador distante, limpio, que no interfiere ni interpreta lo narrado. En el caso del segundo, tal cómo el que utiliza en Ataúdes..., el narrador es un personaje más, que se involucra en los hechos, tiene vínculos emotivos con los protagonistas y elabora juicios de lo sucedido.
2) Las obras tienen partes claramente diferenciadas en lo que respecta al tipo del lenguaje, pues algunas tienden a la elaboración narrativa y otras se nutren del lenguaje periodístico. En A sangre fría Capote narra el último día de la familia Clutter haciendo una reconstrucción totalmente ficticia y en otras partes del mismo libro recurre al lenguaje periodístico, citando íntegramente testimonios de allegados a las víctimas y de personas involucradas en la investigación. En Ataúdes tallados... Capote cita lo que en apariencia son “transcripciones” de entrevistas que nunca ocurrieron (Los personajes de dicha novela no existieron en la realidad). Sin embargo, esta manera de alternar un estilo periodístico con la recreación novelística es lo que imprime la fuerza a las obras de ficción real.
3) En las partes de elaboración narrativa, se utiliza la técnica de contrapunto para crear suspense e imprimir un ritmo trepidante. En A Sangre fría, Capote alterna escenas del último día de los Clutters con escenas de sus asesinos acercándose a Holcomb.
4) En las novelas de no ficción es usual el incluir textos independientes relacionados con el hecho: Artículos periodísticos, esquelas, documentos, cartas. Esto con el fin de abrir el mosaico de interpretaciones y que el lector elabore las propias.
5) La temática de los relatos de no ficción son siempre crímenes sangrientos, sin móvil aparente o con uno tan absurdo que hace el hecho esté más allá de toda comprensión simplista. Debido a ello, estos hechos siempre consternan a la sociedad en donde ocurren. Así, este género se encarga de plasmar las consecuencias en el ámbito social y particular de los crímenes que las inspiran. Por estos temas, la no fiction novel tiene un vínculo directo con la novela negra.

El camino abierto por Capote fue prontamente emulado por otros escritores. Norman Mailer escribe en 1975 La canción del Verdugo, novela que relata los crímenes cometidos por Gary Gilmore, el hombre que tiene el macabro honor de ser el último hombre fusilado en el estado de Utah. Gracias a dicha obra, Mailer gana el premio Pulitzer, hecho que enfurece a Capote, quien nunca recibe ningún galardón por A sangre fría.

Conclusiones

La novela de no ficción nace en los Estados Unidos y es producto del matrimonio del periodismo y la literatura. A Sangre Fría, publicada en 1965, era y sigue siendo el ejemplo paradigmático del género. Si bien este tipo de narrativa se aplica mayormente a crímenes reales, también puede partir de un ejercicio de ficción pura. Éste nueva categoría de novela es un producto del siglo XX, y sigue vigente a principios del siglo XXI. Muchos escritores continúan siguiendo los pasos de Capote, ya que, como él mismo comenta:
“Hubo otros que pensaron de modo diferente, otros escritores que comprendieron el valor de mi experimento y en seguida se ocuparon en ocuparlo personalmente; y nadie con mayor rapidez que Norman Mailer, quien ganó un montón de dinero escribiendo “Novelas reales” [...] Aunque siempre ha tenido cuidado de no describirlas como “Novelas reales”. No importa, es un buen escritor y un tipo estupendo, y me resulta grato el haberle prestado algún pequeño servicio.”[2]

[1] VARIOS, El oficio de escritor. México, D.F. Ediciones ERA., 1988 (Colección Ensayo). p. 315
[2] CAPOTE, Truman, Música para camaleones. Barcelona. 1994. Editorial Anagrama. p.11

2 comentarios:

Lilia Alcira Prado dijo...

No estoy de acuerdo con la a

firmación de que la novela no ficcional. haya nacido en los Estados Unidos. ocho años antes que Truman Capote escribiera °A sangre fría°. el escritor y periodista argentino Rodolfo Walsh escribió °Operación Masacre° en el año 1957.

Lilia Alcira Prado dijo...

No estoy de acuerdo con la a

firmación de que la novela no ficcional. haya nacido en los Estados Unidos. ocho años antes que Truman Capote escribiera °A sangre fría°. el escritor y periodista argentino Rodolfo Walsh escribió °Operación Masacre° en el año 1957.