sábado, septiembre 02, 2006

Fox contra el libro



El primer sexenio panista cierra con un rosario de ignomínias.
Sólo en este año, se pude mencionar a Oaxaca, Pasta de Conchos, Atenco, Lázaro Cárdenas, Marta Sahagun y Vamos México, la guerra sucia contra López Obrador y la imposición -por medio de un fraude-, de su sucesor.
De entre todas ellas, es probable qué la que acaba de perpetuarse el día de ayer, primero de septiembre, pase desapercibida, pero no es por ello menos grave.
Ayer, Vicente Fox, quien se dijo garante de la cultura, vetó la ley del fomento a la lectura. El argumento que se esgrimió para ello se centró en uno de los postulados más importantes de dicha ley: la ley del precio único del libro.
¿En qué consiste dicha propuesta? En que el costo de un libro cualquiera -ya sea de literatura o de medicina-, se homologara, que en todos los lugares en donde se vendiera costara exactamente lo mismo. Presidencia argumentó que ello "Vulnera el principio de la libre competencia".
¿Tan malo es ello? Hay que recordar que en gran parte de las naciones europeas -las más cultas, por cierto-, leyes semejantes están vigentes dede hace décadas. El precio único promueve la creación de pequeñas librerias, pues con dicha ley, no se encuentran en desventaja frente a los grandes consorcios del ramo -que en México serían Gandhi y la Librería del Sótano, entre otros-. Dicha ley es un fomento efectivo a la promoción de la literatura y de la cultura en general.
El esquema actual -que defendió Fox al vetar la nueva ley-, sólo favorece a los grandes consorcios, quienes tienen la capacidad de comprar grandes cantidades de volúmenes para abaratar sus costos, aplicando la famosa táctica mercantil del dumping. También favorece a las grandes editoriales -la inmensidad de ellas españolas, tales como Alfaguara o Planeta-, pues así pueden colocar sus saldos a precios competitivos en los mercados mexicanos.
¿Quien sale perdiendo? Las pequeñas librerias -extintas casi todas actualmente, sobre todo en el norte del país-, los pequeños editores -quienes tienen que vender su producción de acuerdo a las condiciones que les ponen los grandes distribuidores, desventajosas en la mayoría de los casos-, los lectores en general -pues comprarán sus libros al precio que los consorcios quieran, y sólo los libros que sean redituables para los monopolios-, y los generadores de cultura, los escritores, quienes tendremos menos posibilidades de editar y distribuir nuestro trabajo.
Es notable que la actitud de Fox, aparte de ciega, obedece a un deseo de vengarse del gremio cultural mexicano, el cual apoyó mayotritariamente a Andrés Manuel López Obrador, candidato opositor y lider actual de la resistencia civil pacífica en contra de la imposición de Felipe Calderón.
Pero además, el veto a la ley del fomento a la lectura tiene otras raices, aún más siniestras que la malaleche de Fox: Un pueblo no leído es un pueblo ignorante, al cual se le puede manipular fácilmente. La campaña de miedo y odio con la cual se atacó a la alternativa política fue efectiva debido a la pobre formación del mexicano. Muchos ciudadanos, profesionistas incluso, aceptaron sin cuestionarse los "argumentos" del gobierno precisamente por su alto grado de analfabetismo funcional. México no lee, y cuando lo hace, es por obligación. El gobierno de Fox -y por consiguiente, el proyecto panista de Felipe Calderón y el Yunque-, quiere que así siga todo. Actualmente el mexicano lee medio libro al año... y la derecha piensa que eso es mucho.
Con respecto a estos tristes hechos, Victor Hugo Rascón Banda pone sus esperanzas en que Felipe Calderón rectifique ¡Mal hace! Al PAN, como a cualquier dictadura, le convienen gobernados ignorantes. Es muy posible que Calderón sostenga el veto de Fox, y más aún, que como presidente espurio inicie acciones que permitan desmontar la maquinaria cultural que aún existe en México. Conaculta, el INBA, el INAH, el CNA, las escuelas de cine y de literatura, y la propia UNAM corren un gran riesgo bajo un nuevo gobierno panista.
Y cómo si fuera un tipo de ironía (aunque dudo que Fox pueda utilizar este mecanismo de la retórica), en días pasados el presidente llamó escritor a Roberto Gómez Bolaños "Chespirito", e incluso lo invitó a que escribieran un "libro" juntos.
Tristes, muy tristes tiempos en mi país.
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Omar Delgado
2006

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