La noche se entreteje de voces.
Se conforma de palabras, alaridos, llantos y risas; se trenza de insultos y palabras de amor, de murmullos cargados de promesas; se forma del silbido de las navajas, del estrépito de las riñas, de rumbas cantadas a media voz, del aleteo de piernas abriéndose y de trabalenguas desbordados.
Tal vez es por ello que la noche es oscura, para que la falta de luz le regrese a los oídos todo su dominio.
Esta naturaleza auditiva de la noche la supo intuir Guillermo Cabrera Infante (Gibara, 1922- Londres, 2005), para así reconstruirla por medio de su novela Tres Tristes Tigres, que no es sino un conjunto de voces que van embonando para construir el escenario (en este caso, el cielo estrellado y las calles pintarrajeadas de neón), por el que sus variopintos personajes andan. Ahí está, por ejemplo, el trio de amigos que navegan la madrugada habanera y sus encuentros con seres tan inverosímiles como entrañables. Ahí esta también, Estrella, la tremenda negraza de voz luminosa, mujer que llena el escenario tanto con su cuerpo mastodóntico como con los acordes que le nacen. Ahí estan, también, Magdalena y su tía, verdadera unidad desdoblada en dos mujeres; también va el Buscofedrón, inolvidable amigo, genio cuyo talento era también su enfermedad; ahí estan todos los que andan errantes mientras Arsenio Cué barniza la noche con sus palabras de locutor y mientras el narrador, que más que narrador es bosquejador, intenta capturar el huracán de voces que forma la noche Habanera.
3 comentarios:
En verdad es para leerse en voz alta, ritmo y son, asombro y color.
Luego de leerla te recomiendo otra similar de un puertoriqueño Luis Rafael Sánchez: La guaracha del macho Camacho.
SOn novelas que cuando las lees piensas ¿cómo es posible que hablemos el mismo idioma y digamos algo tan distinto unos de otros?
SEÑOR LOBO...LUEGO ME LO PRESTAS PA LEERLO....
YA DEJO DE SACARSE LOS MOCOS Y SE PUSO A ESCRIBIR?????
POR CIERTO SE MURIO EL OJETE DE MARCIAL MACIEL, A TODA MADRE EN SU CASITA, CHALE NO HAY JUSTICIA.....
Con reseñas como estas, Lobo, dan ganas de leer libros que ni hubiese mirado.
Publicar un comentario