martes, agosto 28, 2007

Navegue la noche

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Intente alguna vez navegar por los oceanos de la noche.
Puede usted encontrarse a sí mismo, escuchar en el silencio su más profundo sentir, jugar crucigramas con las estrellas, hacer buenas migas con las potencias oscuras: comprender que los monstruos lo dejan de ser en cuanto uno los conoce, que las criaturas abismales son buena compañia.
Si usted escribe, o pinta, o baila, o ama, encontrará una multitud de musas dispuestas a consentirlo; sólo tiene que romper la brújula y tirar el astrolabio al agua. Renuncie a la razón; esa es para el otro hemisferio. Alze las velas y déjese llevar por los vientos del instinto.
No cualquiera soporta estas aguas: quien tiene aire entre oreja y oreja se sentirá perdido en el silencio de plomo. Para ellos es el día, tan lleno de ruidos, donde pueden enmascarar su tremenda banalidad.
Navegue la ciudad en la madrugada: se sorprenderá lo hermosa y tranquila que és. Ande con cuidado, más no por miedo, pues la noche es generosa con quien se cobija en sus faldas. Si llega al final, verá el milagro del cielo que se incendia, del parto del sol, del arribo a la otra orilla del mundo.
¿Quiere conocerse de verdad? Admirese en el espejo de la noche.

2 comentarios:

B West dijo...

yo nací a media noche y siempre he sido su hija más fiel, pero en algún momento de mi vida me perdí en su oscuridad y fuera de encontrarme me llené de tormentos. Volví al día, cambié mi vida pero seguia perdida, después volví a la noche y ella, amable madre, me cobijo en su regazo, me amo y me dejó libre.

puedo, entonces, de vez en cuando viajar libremente entre los días y las noches y no sentirme ajena, por el contrario, me siento espiritu que renace con el sol.

Anónimo dijo...

¡Me encantó! La noche me gusta mucho más luego de haber leído este texto.