jueves, agosto 30, 2007

La izquerda de congal

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Tristes son los tiempos que le toca vivir a México.

Justo por estas fechas, hace un año, miles de personas resistían en un plantón ubicado sobre la avenida Reforma. Acababa de pasar el dos de Julio. Se había consumado el gran fraude que llevó a la presidencia a Felipe Calderón, y el país estaba sentado sobre un tambo de diesel. El histórico plantón de reforma era la manera que tenían millones de personas (no sólo el PRD o López Obrador) de repudiar la imposición de un gobierno espurio.

Ha pasado un año que parecen décadas. primero de septiembre de 2007, en unas horas, el ilegítimo gobernante Felipe Calderón entregará su informe de actividades. Paradójicamente se lo recibirá Ruth Zavaleta, una diputada perredista, de esa misma gente que hace un año estaba entre las lonas. Aparentemente, la izquierda partidista ya se doblegó ante los embates de esta derecha agresiva y pendenciera que tomó el poder y a la que está a punto de legitimar a cambio de migajas.

Para comprender esto, nos debemos remitir a la historia reciente: a raiz de el golpe de estado de facto que resultaron las elecciones, Felipe Calderón asumió como presidente en diciembre de 2006, en demérito del candidato de izquierda, Andres Manuel López Obrador, y de la coailción que lo apoyó en las elecciones, conformada por los partidos de la Revolución democrática (PRD), del trabajo (PT), y Convergencia por la Democracia (CD). El 16 de septiembre de ese mismo año, estos tres partidos acordaron formar el Frente Amplio Progresista, alianza de largos alcances que tendría como fin el hacer contrapeso al gobierno de la derecha. Este mismo frente fue el que, el 20 de noviembre, declaró a Andres Manuel lópez Obrador presidente legítimo del país.

El recien creado FAP aparentaba ser una alternativa viable e inteligente ante la asunción de la derecha: a traves de él se podrían poner a discusión los grandes problemas nacionales, proponer ante las cámaras de diputados iniciativas progresistas y, sobre todo, presentar un frente de resistencia unido contra las reformas y cambios que el regimen oligarquico, representado por Felipe Calderón, pretendiera aplicar en el país. En sus inicios, funcionó bien. Simplemente basta recordar la reciente propuesta a reforma fiscal hecha por Felipe Calderón. En ella, no se incluyó el IVA en medicinas y alimentos simplemente por la existencia del FAP, el cual hubiera podido capitalizar todo el encono social resultado de esa medida.

Todavía habrá ilusos que piensen que el gobierno no aplicó dicho impuesto debido a su preocupación por la economía del pueblo de México. No se engañen: Felipe Calderón se sentó en la silla presidencial gracias a un fraude orquestado por sus aliados del PRI y, muy especialmente, por Elba Esther Gordillo. Evidentemente, ningún régimen que surga de esa forma tendrá buenas intenciones para la nación. (Nadie se agandalla algo nada más para beneficiar al agandallado), y evidentemente, Felipe Calderón no tendrá ningún empacho en aplicar medidas que afecten directamente el ingreso de los habitantes de esta nación (De hecho, ya lo hizo. Remember el Fobaproa). Desde siempre, el proyecto de pais que representa el panista incluye ciertas reformas que serían lesivas para los mexicanos, tales como la privatización (velada o abierta), del sector energético, la reforma fiscal basada en el consumo (es decir, en establecer el IVA a medicinas y alimentos, entre otras cosas), y en una reforma laboral y educativa que derogue en la práctica las garantías y derechos emanados de la constitución de 1917. Felipe Calderón y su partido, el PAN, tienen sus raices en esa parte de la sociedad mexicana que considera que la revolución mexicana fue un error a corregir.

Un frente como el FAP, que conjuntara tanto el aparato electoral y político (partidos, escaños en la cámara de diputados), como la organización y movilización social era una excelente alternativa para paliar el embate del gobierno de Calderón y cosa nostra que lo acompaña. sin embargo, para que el FAP funcionara, necesitaba estar unido...

Para nuestra desgracia, el Frente siguió la tendencia divisionista de la izquierda mexicana. Durante todo el 2007 se fueron dando las primeras fisuras: primero, la muy desafortunada postulación de Ana Rosa Payán al gobierno de Yucatán, que significó el primer quiebre entre el PRD y sus aliados, el PT y Convergencia; luego, la legitimación de facto que significó que los gobernadores perredistas de Guerrero, Zacatecas, Michoacán, Baja California Sur y Chapas se reunieran con Felipe Calderón; después, el desaseado proceso de elecciones en Zacatecas, en donde la gobernadora Amalia García se enfrentó a Ricardo Moneral, uno de los soportes del FAP y del gobierno legítimo de López Obrador.

Sin embargo, lo peor vino en el congreso interno del PRD, en donde el grupo conocido como los Chuchos se hicieron de la mayor parte de los consejeros del partido. Esta tribu, llamada formalmente Nueva Izquierda, es la corriente del partido más proclive a la negociación. Gracias a un proceso electoral marcado por múltiples anomalías (las mismas que le criticaron agriamente a Felipe Calderón y al PAN), los Chuchos se hicieron del control del PRD. Este grupo siempre se ha inclinado por reconocer el gobierno de Calderón y negociar con él, aún en demérito de la presidencia legítima de López Obrador y de los militantes del FAP.
En efecto, si el PRD reconoce que Calderón es un presidente legítimo, estaría destruyendo la base sobre la que fue edificado el FAP; más aún, en los hechos enterraría al movimiento Lopezobradorista, activo todavía en muchas partes del país. Estos izquierdistas de pantufla y café express que son los Chuchos tienen la ingenua idea de que pueden negociar con la coalición de derecha que llevó al michoacano Calderón al poder; más aún, consideran que eso es la base de una izquierda moderna.
Tiempo al tiempo. Estos Chuchos, Amalios, y tropa que los acompaña, no aprendieron la lección más importante que nos dejaron el desafuero y las elecciones del 2006: con la derecha sólo se negocía desde una posición de fuerza. Las oligarquias, la iglesia, el PAN, el PRI, sólo prestan atención cuando tienen enfrente una movilización política capaz de poner peligro sus privilegios. Un gran movimiento de masas, como el que proponía el FAP en un principio, hubiera sido un magnífico instrumento de defensa en contra del gobierno impuesto.

Por desgracia, a los Chuchos les importó más su hueso.

¿Qué es lo que pasará, entones, a raiz de la toma del PRD por parte de los Chuchos? Es probable que el FAP se desintegre. Ya dividido el frente, la derecha (la cual, ya lo vimos, ni perdona ni tiene escrúpulos), lo acosará hasta desaparecerlo, ya sea comprando a sus militantes, ya sea reprimiendolos; evidentemente, la oligarquia que nos desgobierna también tratará por todos los medios de desprestigiar a los gobiernos de izquierda del país (El Distrito y los estados que gobierna el PRD), atacándolos hasta volverlos a conquistar. Ya sin un dique que la contenga, esta casta corrupta que esta en el poder se dispondrá a vender los bienes de la nacion y a servirse de ellos con la cuchara grande.

Desafortunadamente, esta Nueva izquierda, tan moderna que viste minifalda mientras se maquilla en alguna esquina de Sullivan, definitivamente no lo va a impedir: estará muy ocupada contando los centavos que le toquen del reparto.
Omar Delgado
2007

1 comentario:

Licenciada dijo...

así es la triste cultura de la corrupción y el oportunismo :(