miércoles, octubre 25, 2006

Yo, Peter Parker

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Definitvamente, la pinche vida imita al arte.
Hay una secuencia en la película Spiderman II cuando Peter Parker llega a la universidad después de andar salvando al mundo y se encuentra cara a cara con uno de sus profesores.
- ¿Y la clase? -pregunta el nerd arácnido
- Terminó hace media hora -responde el profesor.
Hoy me sentí el Asombroso Hombre Araña cuando, al llegar a la universidad en la que estudio, me encontré con el profesor con el que hubiera tenido clase de haber llegado tres horas antes.
- No es cuestión de disculpas, sino de urbanidad -me dijo mientras yo me miraba los zapatos.
Y es que quien me lo dijo es Hugo Hiriart, uno de los escritores mexicanos más reconocidos actualmente, además de mi profesor de dramaturgia. Hiriart es un hombre bajito y rechoncho, de voz sutíl y telúrica. Tiene en su haber numerosas obras de teatro y narrativa, además de ser un cotidiano articulista de diversas publicaciones. Hiriart no es un hombre iracundo, sino más bien suave, cómo un temblor que apenas hace oscilar una lámpara.
-Recuerda que todo es disciplina -continuó-, y discúlpame si te lo digo así, pero cómo me dijo un amigo, la distancia entre una joven promesa y un gran fracaso se transita con la indisciplina.
(En ese momento sentía sus palabras como lozas cayéndome en la cabeza, cómo si en verdad fuera el temblorcillo del que habláramos y me estuviera tumbando la casa encima).
- En fin -Concluyó-. Nos vemos el viernes a las cuatro.
Nos despedimos con un apretón de manos. Lo ví alejarse mientras otra de sus frases, que me soltó al mero principio del regaño, me seguía zumbando en la cabeza. "Lo que no te apasiona, no vale la pena que lo hagas". Y recité una vez más la sarta de excusas que tengo para las ocasiones (muy frecuentes), en las que llego tarde a algúna cita: la chamba, el sueño, el tráfico, las arañas marchistas y la divina chingada (Nótese que ninguna de ellas es "Salvar al mundo del Duende Verde)". Y todas mis excusas quedaron bajo los escombros que tumbaron las palabras de Hiriart.
Y yo solo tengo que decirle a Hugo: Gracias.
P.D. Si algún día caminan en las calles de la Ciudad de México y ven a alguien columpiándose entre los edificios, descuiden: No soy yo (Estoy muy gordo para ser el Araña)
Omar Delgado
2006

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