sábado, julio 15, 2006

Universal Stereo

Los cincuenta en un Maveric
Tratando de evadir el desmadre electoral en el que está sumergida la sociedad mexicana, he vagado en mi memoria tratando de hallar tiempos -y recuerdos-, más tranquilos. Fue entonces cuando llegué a mis quince años. Recuerdo que en ese tiempo asistía a la secundaria en el barrio de Ramos Millán- Agrícloa Oriental, uno de los más macizos de la ciudad de México. Mi rutina como escolapio era la siguiente: clases de siete a una, luego, ir a casa de la abuela en San Ángel, junto con mi hermana, en ese entonces, recien nacida. Ahí, esperaba a mis padres, quienes salían del trabajo bien entrada la tarde, y finalmente, viajabamos todos en el viejo Maveric 75 de mi padre, rumbo a la casa familiar.
Durante esa última parte de mi día, que era siempre entre seis y ocho de la noche, escuchábamos en el radio del automóvil los "Pioneros del Rock", de Universal Stereo -antes Radio Universal-, ahi el locutor, Adolfo Fernández Zepeda, deleitaba al auditorio con una serie de canciones de los inicios del rock an roll, las rolas más famosas de la era pre-beatle.
Hablamos que estas canciónes salieron al aire en los cincuentas, apenas terminada la segunda guerra mundial. Esta música se caracterizaba por una gran influencia de los ritmos negros tales como el Blues o el Jazz, así como de la espectacularidad de las grandes bandas de los cuarentas tipo la de Glenn Miller, músico y piloto militar, muerto, por cierto, en la mencionada guerra. Este género musical es mestizo, hijo de madre blanca y padre negro, tan es así, que el mismo término Rock and roll se tomó de la manera en que los afroamericanos de aquel tiempo llamaban al acto sexual.

Estos elementos fueron aprovechados por músicos blancos , algunos negros y uno que otro latino, y con ellos hicieron canciones que se caracterizában por su armonía, su buena orquestación y sus letras algo banales. Los primero en llegar fueron The Comets, con su capitán, Bill Halley -con el que me dijeron alguna vez que tengo cierto parecido-, los cuales pusieron a todos a bailar con sus rolas Around the clock y See you later alligator. El Rock todavía no tenía el sabor contestatario de los sesentas, así que los rockanroleros se la pasaban cantando acerca de los problemas del adolescente gringo y fresa: Los Everly Brothers, en Wake up, Little Sussy, nos explicaban el bochorno que sentía una parejita al dormirse juntos por accidente; Jimmie Rogers nos deprimía con su canción Since I don´t have you, y nos hacía partícipe de sus azotes por el amor perdido; El melcochoso Frankie Avalon nos describía, en Venus, a su mijer perfecta; incluso el babas de Mickey Lee Lane nos contaba los problemas que le ocasionaba una mascota para agasajarse con su novia en Shaggy Dog.
De esta casta de cantantes adolescentes barrosos y ganosos, salieron algunos de los músicos que definirían, tanto con su música como con su persona, a las rock stars de las décadas posteriores !Cómo olvidar el desmadre que echaba Little Richard mientras cantaba¡ O al mismísimo Jerry Lee Lewis, virtuoso pianista y aspirante a pederasta -se casó con una sobrina suya que, en esos tiempos, tenía trece años-, quien acostumbraba subirse al piano y tocarlo con las patas; Recuerdo también al mismísimo Chuck Berry, y a su personalidad, la cual sería reelaborada pro Jimmy Hendrix; o Chubby Checker y sus sabrosos Twists. La mayor parte de estos músicos venían de clases bajas, y a base de talento y chingadazos lograron ser ídolos de la música.
Mención aparte merece Fats Dominó: Afroamericano, sureño pobre, empleado en una fábrica de colchones en donde un accidente laboral le cercenó dos dedos, logró ser uno de los rockeros bluseros más famosos de los cincuentas. Su pinta era la de un negrito rechoncho, siempre con el rostro sonriente, una especie de Satchmo más clarito y de facciones más finas. El Gordo, anciano y feliz, vivía en Nueva Orleans en el 2005 cuando pasó Katrina...y se lo llevó. Hasta donde sé, nunca lo encontraron. Ojalá y se encuentre bien, descansando con su sonrisa bonachona entre las blueberry hills que tanto amaba.
Incluso, los rockanroleros de los cincuentas tuvieron a sus mártires cuando, en 1957, el avión en el que viajaban Richie Valens (Uno de los pocos cantantes chicanos del género, quien reelaboró "La bamba"), el Big Booper (Cantante muy cábula, cuyo éxito "Chantilly Lace", es una oda al desmadre y al caradurismo) y Buddy Holly (Con cara de Nerd y voz impresionante, intérprete de "Peggy Sue") se estrelló, matando a sus pasajeros... quienes se consagraron. Pedrito Infante se los puede decir: un avionazo es la mejor manera de crear ídolos.
La rebelión que se larva
Suele decirse que el rock de los cincuentas era fresa y evasivo, aunque en la sociedad de su tiempo fue todo un escándalo equivalente al de Maddona en los años noventas. ¡Adolescentes pervertidos por la música! Dijo más de un predicador, padre de familia, o legislador republicano. Lo cierto es que en la música de los Pioneros se gestaban las primeras semillas del cambio social que vendría en los sesentas y, en menor medida, los setentas. La música rocanrolera trataba de los problemas del adolescénte típico, clasemediero, que no tenía más preocupaciones que el gustarle -ni siquiera tirarse-, a las chicas de la High School o peinarse de copete (Salvo algunos excepciones, más cerca del gospel y de los problemas de los negros, tales como Sixteen Tons o sermones religiosos, como el que se escucha en la letra de The Battle of Jerico). En ese hecho, en tratar a la adolescencia desde dentro, se encontraba la rebelión. Así, para el colectivo, el chamaco jarioso y sus preocupaciones pasaron a un primer plano. El rock and roll desplazó el espacio de lo social de la plaza pública al gimasio en donde se llevaba a cabo el baile de graduación, de la mesa paterna a la cafetería de hamburguesas y malteadas; de la granja al garage donde el chamaco arreglaba su Thunderbird. Eran tiempos también, de gran efervescencia ideológica y literaria, los tiempos de Camus, de Sartre, de los Beatniks invitando a la chamacada a seguir el camino y mandar todo a la chingada, los tiempos de las Harleys. Era la era de Jack Kerouak y de Elvis The Pelvis.
Para revalorar los cincuentas
La segunda guerra mundial significó un enorme trauma para todo el mundo occidental. Naciones quedaron destruidas, pueblos enteros desaparecieron en la barbarie. En los cincuentas el mundo parecía llenarse de nubarrrones nuevamente, con el inicio de la guerra fria, de Corea, de la China comunista y de la rivalidad entre las superpotencias -el Sputnik fue lanzado en 1957, e hizo que muchos gabachos flamearan sus calzones-. La música de los cincuentas, con toda la ñoñería que tiene, representó un respiro. Muchos de los músicos rockanroleros fueron a la guerra, o perdieron parientes en ella. Así, las rolitas de los Pioneros tratan de olvidar el dolor, y, al mismo tiempo, comienzan a preparar -inconscientemente-, a la sociedad para los grandes cambios que vendrían. No en balde este movimiento musical tenía claras raices en la música negra. Algunos años después, los aforamericanos se harían escuchar, tal y como primero lo hicieron sus ritmos. Los jóvenes, en la década siguiente, serían la fuerza básica de los cambios políticos y sociales. Vendría Vietnam y el movimiento Hippie, la liberación sexual y los Beatles. El mundo occidental sufrió un vuelco que fue precedido por unos loquitos con sus guitarras.
Hablando con mi padre de esa época, me comentó alguna vez que los "malos" de aquella época hoy moverían a risa. El rebelde sin causa, valemadre, mugroso, de chamarra de cuero y altanero, sería rebasado ampliamente por los gandallas de fin de siglo. Afirma mi progenitor que, en aquellos tiempos, ni pensar en meterse droga, y que el echarse unos tragos era síntoma de ser un delincuente potencial. La verdad, hay partes que no me creo, pero su opinión es valiosa en cuanto refleja la visión del mundo en aquellos tiempos; unos jóvenes que se buscan a sí mismos, unos padres escandalizados, hamburguesas y malteadas, guitarras, encaje de chantilly y colitas de caballo.
Lo único malo de los cincuentas, y de la música de los pioneros, es que trajo consigo una pléyade de imitadores en México que desmadraron las rolas originales. Enrique Guzmán, Angélica Maria, César Costa, Manolo Muñoz, los Teen Tops, los Locos del Ritmo, los Rebeldes del Rock... puro hacedor de covers sin mérito. (Salvo algunas excepciones valiosas como las rolas Tus ojos o el Acapulco Rock). En fin...
Por desgracia, todo se acaba. Los Pioneros del Rock dejaron de transmitirse, Universal cambió de frecuencia, de la mítica 107.3 que ostentaba, la última del cuadrante, pasó a un anónimo 92.1, y todo, por una difusora de música grupera; y yo, crecí, dejé de ser un inocente puberto granuloso y jarioso, y paulatínamente me llegaría mi época de los sesentas... y la de los setentas... y...
Pero ese es tema de otro blog.
Ahí nos vemos, Cocodrilo
Omar Delgado
2006

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