sábado, marzo 18, 2006

Niña de sol: Rachel Corrie


El 16 de marzo del 2003, día caluroso seco en la franja de Gaza, una chica norteamercana de 20 años, llamada Rachel Corrie se interpuso entre un bulldozer y una humilde casa. La intención de Rachel era que esa máquina, manejada por un soldado del ejercito Israelí, no destruyera la vivienda de la familia palestina que en ese momento estaba siendo despojada de su tierra. El Bulldozer le pasó encima, dejándola moribunda. El operador metió reversa para aplastarla otra vez. Rachel, con el cuerpo destrozado, solo pudo decir "Mi espalda está rota", y falleció.
¿Quién era Rachel Corrie? Era una chica hermosa, rubia, inscrita en cierta universidad de los Estados Unidos, con una vida prometedora por delante. Un día, algo cambió los ojos de Rachel, se dió cuenta de la tremenda injusticia que estaba viviendo la gente de Palestina, despojada y perseguida por los Israleies. En lugar de hacer lo que cualquier comodino izquierdista: indignarse en un café, mandar una cartita a algún senador panzón e indiferente, o simplemente desviar la mirada, Rachel decidió ir a Palestina a luchar con ellos.
Rachel no era terrorista. Jamás empuño un arma. Se enfrentaba al ejercito de Ariel Sharon con las manos desnudas, con su voz y su rostro enrojecido por el sol. Muchas veces estuvo al lado de los palestinos gritando consignas frente a los cañones y a los tanques israelies. Muchas veces, como el día de su muerte, se interpuso entre las máquinas demoledoras y las chozas palestinas. Era mucho su dolor, pues solo se comprende un sacrificio como el de ella entendiendo el cuanto le dolía el sufrimiento ajeno. Fue mucho su amor, tanto, que dejó su vida y su juventud bajo las llantas de aquel infernal bulldozer.
Per no fue la máquina quien la mató, ni siquiera el operador. Fue el estado de Israel, fue Ariel Sharon, el sanguinario; fue su propio país al apoyar a un estado facista como lo es Israel; fuimos todos con nuestra mastodóntica indolencia.
Una figura como la de Rachel es tan grande que sólo puede medirse en comparación con otras. Viendo la mezquinidad de nuestros políticos y figuras públicas, la avaricia de nuestros hombres de negocios -que ahora quieren vendernos el agua-, la estupidez de nuestros gobernantes, la muchachita del bulldozer solo puede brillar entre este mar de mierda.
Rachel: entre mi gente se decía que los guerreros más valientes, los muertos en batalla o en la piedra de los sacrificios iban a acompañar al sol en su recorrido diario, transformados en hermosas aves multicolor. Esos guerreros protegían al astro de las fuerzas de la oscuridad, y con su valentía, hacían que el cosmos siguiera su curso.
No tengo duda del lugar en el que estás, niña de sol, mujer guerrera, mujer valiente.
Omar Delgado.
2006

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