I
Ahora sí, el presidente de los Estados Unidos se las va a ver negras.
Como en una película de esas de superación personal con las que Hollywood nos bombardea un verano sí y el otro también, el martes 4 de noviembre (el mismo día en que Juan Camilo Mouriño intentó excavar un pozo petrolero con su jet) pudimos ver cómo un simpático afroamericano, parecido a Denzel Washinton, mestizo, hijo de un inmigrante ilegal, se convertía en el 44º presidente de los Estados Unidos de Norteamérica por obra y gracia del voto popular.
Ahora sí, los KuKuxKlanes, supremacistas, skinheads, neonazis, republicanos bushistas, rednecks resentidos y demás fauna nociva recibieron un golpe demoledor a sus egos e ideologías (si se le puede llamar así a lo que defienden), al convertirse Barack Hussein Obama, alguien a quien ellos alegremente habrían colgado de un árbol de haber tenido la oportunidad, en el hombre más poderoso del mundo.
Tío Tom… Finalmente has quedado vengado.
II
Paradójicamente, desde el punto de vista de sus orígenes, el presidente Obama es más cercano a los millones de indocumentados mexicanos que a Malcom X o a Martin Luther King.
El que en febrero se convertirá en el líder del autoproclamado mundo libre (sick) nació el 4 de agosto del 1961 en Honolulu, Hawai. (la esquina de la esquina del Gabacho). Es hijo de un economista proveniente de Kenia llamado Barack Obama Sr. y de Ann Dunham, una antropóloga originaria del centro de los Estados Unidos.
El político afroamericano fue, desde su nacimiento, hijo de la contradicción. Su padre, a pesar de haber estudiado economía en la universidad de Harvard, aún tramitaba su estatus de estudiante cuando conoció a Ann Dunham. Por otro lado, la futura madre de Obama había nacido y crecido en Kansas, uno de los estados más conservadores de la unión americana, que formó parte de los estados esclavistas del sur y en el que aún hace treinta años no era muy bien visto que un negro orinara en el mismo mingitorio que un blanco. Incluso se llegó a decir que la familia Dunham tiene parentesco con Jefferson Davis, aquel primer presidente que gobernó brevemente los estados confederados durante la guerra de secesión (1860-1865).
Quiso el destino que este par tan dispar se enamorara y engendrara a futuro presidente de los Estados Unidos sólo para separarse luego de dos años. Luego del rompimiento, la doctora Dunham contrajo matrimonio con Lolo Soetoro, un indonesio que se llevó a su nueva familia a vivir a su país se origen al tiempo que el padre se regresó con su título de economista al África.
Barack Hussein Obama pasó su infancia viajando y estudiando entre Yakarta (donde vivía su madre junto con Lolo), Honolulu (donde radicaban sus abuelos) y, en mucho menor medida, Kenia (A donde radicaba su padre biológico luego del divorcio). Es posible prefigurar que el joven Obama se fue nutriendo de muchas y muy variadas culturas y puntos de vista (El África negra, la Indonesia musulmana, el polinesio Hawai, la deep America de sus abuelos y madre), que fueron enriqueciéndolo y formándolo (O deformándolo… ¿Quién sabe?). Esta formación, de manera curiosa, también lo aleja de lo que podríamos llamar la cultura de la negritud, es decir, de la serie de conceptos y creencias emanados de las raíces del esclavo sureño, de la lucha por los derechos civiles, de las Black Panters y los motines raciales. Obama es negro (mestizo, mejor dicho), pero igual pudo haber sido asiático o latino; pudo haber sido hijo del segundo esposo de Ann, o de cualquier otro. En otras palabras, su raza es lo que menos importa en él. Quizá esa es su máxima cualidad, pues el presidente electo de los Estados Unidos no se inscribe en el padrón de ninguna comunidad o grupo humano. Su formación le permitió beber de casi todos.
III
La elección de Obama se debió, en gran medida, a George W. Bush.
Es curioso que en Estados Unidos se haya dado un efecto similar al que se dio en México en el 2006. Hace dos años, muchos mexicanos eligieron como presidente a Felipe Calderón, un político avinagrado y plomizo, gracias a la pésima imagen que los medios de comunicación lograron plasmar del candidato de la oposición, Andrés Manuel López Obrador. Muchos electores votaron, no por Calderón, sino contra el Peje. De igual manera, George W. Bush y sus locos del ritmo lograron crearse una imagen tan mala que lograron que la mayoría del electorado (entre los que se incluyen la mayoría de los latinos y de los blancos), votaran por Barack H. Obama.
Su ascenso , tan hinchado de esperanzas, también se puede equiparar con el del tristemente recordado Vicente Fox, presidente de México durante el periodo 2000-2006 y que llegó al poder gracias al hartazgo que sentía el país luego de setenta años de gobiernos bajo el sello del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Gracias a la proverbial estulticia del cachorro Bush y a la inmensa codicia de sus allegados, luego de millones de desempleados, de innumerables fraudes en el sistema de seguridad social y tantos norteamericanos que amanecieron homeless un día, muchos electores estadounidenses estaban tan hartos que comenzaron a voltear hacia la otra opción.
Barack Hussein Obama llega a la presidencia de los Estados Unidos en un momento crítico, en el que es indispensable un cambio en la política financiera mundial. Ocho años de republicanismo extremo, de política belicista, de exenciones de impuestos a los ricos más ricos, han dejado al país de las barras y las estrellas al borde de la quiebra (y al mundo entero de paso).
El modelo económico ya demostró su ineficacia y será al negrito cucurumbé a quien le corresponda rectificar el timón. Será necesario, para estabilizar el mundo de nueva cuenta, un pacto mundial que, a manera del New deal de Roosvelt, reactive la economía a nivel planetario.
O —horror de horrores—, veremos ascender nuevos fascismos al poder.
IV
La elección de Obama Barack es un respiro en un mundo cada vez más sofocado.
Y no es que el presidente electo sea la reencarnación del Ché Guevara en persona. En realidad, Obama es un político bien asimilado con el establishment gabacho que tiene posiciones bastante moderadas en aspectos tales como la distribución de la riqueza, el papel de su país como potencia bélica o los mecanismos financieros del globo. Es probable que sea un reformador algo tímido, pero aún así, esperanzador. Por lo menos tiene disposición para el diálogo, además de capacidad para el mismo. Finalmente, entre los cuasifascistas republicanos y los corruptos democratas del grupo de los Clinton (Que serían el equivalente a los Chuchos de allá), Obama es una opción refrescante para todos (que esperemos no acabe en refrescada).
Nunca como ahora, el proceso electoral de los Estados Unidos fue seguido concienzudamente por tantos millones de personas alrededor del mundo. Luego de ocho años de Bush el planeta se convirtió en un lugar más hostil y complicado. Ahí esta Afganistán e Irak; ahí esta Irán y su bomba atómica, ahí están también Georgia y Oestia del sur. Desde septiembre de este año, los Estados Unidos han dejado de ser la potencia predominante desde el punto de vista económico (aunque, ojo, sigue siendo la más poderosa militarmente hablando). China está surgiendo, junto con Rusia y la India, en un nuevo polo de poder. En la América del Sur, un grupo de naciones está tratando de encontrar su propio camino lejos del consejo de Washington. Cada vez más gobernantes siguen el ejemplo de Fidel Castro de mentarle la madre al imperio y probar sus propias formulas.
De haber ganado John McCain junto con su delirante compañera de formula, Sarah Palin, es probable que hubiéramos sido los privilegiados testigos del inicio de una nueva guerra mundial. (Sin vivir para contarlo, but of course). Por fortuna, la elección de Obama, un hombre mucho más inteligente y abierto a la diferencia, abre la posibilidad de corregir lo que en los ocho años anteriores se deterioró. El presidente Barack está a varios años luz del oligofrénico Bush; eso ya es un avance.
Enhorabuena por Obama, entonces.
Por último, quiero recordar ese discurso de Martin Luther King, sin el cual es muy probable que no hubiéramos tenido el honor de ver a un hijo de africano entrar a la Casa Blanca.
Omar Delgado
2008
6 comentarios:
Interesante. Oye, ¿por qué te la pasaste repitiendo Obama Barack como si Obama fuera su primer nombre y Barack su apellido? Es al revés; me sentí como cuando pasaban lista en la escuela.
Por otra parte, tu relación entre Obama y Bush, para mí, tiene más paralelismo con lo que ocurrió durante la elección de Fox que con la de Calderón. Al igual que cuando Fox corrió, el hartazgo del sistema político fue clave, más que el personaje en sí. En mi largo, largo conversar con gente durante esta campaña, te puedo decir que entre un 30 y un 40% del votó no fue por Obama, sino en contra del Partido Republicano. Un poco de voto útil, como en el 2000.
Saludos!
Hola, Chilangelina:
Gracias por las correciones (no estaba seguro acerca del orden de los nombres). En un momento las rectificamos.
Saludos
Mira tú, con razón todos andaban tan contentos porque ganó Obama!
Ya sabes que yo de política prefiero no enterarme, pero a veces, como en esta ocación, llego a sentirme totalmente desubicada y un tanto tonta!
Es bueno volver a leerte y sobre todo es bueno volver a comentarte!
:D
Interesante nota, desde la cercanía fronteriza de México. Yo, que vivo en Canadá tengo una más cortita en http://etcheverry.info/hoja/editorial/article_1230.shtml
Chao
JE
Noise, hermosa:
Tu eras una de las inspiraciones de este blog.
Qué bueno que regresaste (y contigo, la primavera).
Besos.
Estimado amigo Jorge:
Muchas gracias por tu visita y comentarios. Acabo de leer tu editorial acerca del ascenso de Obama y me pareció que tiene muchos puntos interesantes, en especial las reflexiones que haces a partir de lo que declaró el cineasta Spike Lee.
Definitivamente, McCain (y su carnala Palin), hacían campaña para una américa mayoritariamente WASP, sin mucha tolerancia a la diversidad ni al cambio. Para ellos, su elector ideal y buscado no era muy distinto de aquellos secos viejillos retratados en el cuadro American Gothic.
Obama, por otro lado, le apostó a esa sociedad plural, contradictoria y jamás unipolar que se ha conformado a partir de las últimas oleadas de inigración que se han dado hacia los Estados Unidos.
Curioso que menciones a la raza Cósmica de Vasconscelos. Estoy seguro de que si el viejo maestro viviera, de inmediato apuntaría al nuevo presidente en tal padrón.
Espero seguirte leyendo por acá.
Atte. Lobo
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