domingo, mayo 13, 2007

El triunfo del cuerpo, por Joaquin Torres

Hoy tenemos autor invitado.
Joaquin Torres (Alias el Vampiro) es escritor Mexicano, maestro de literatura y estudioso del esoterísmo. En este su texto, "El triunfo del cuerpo", nos hace una puntual crónica del encuere colectivo de chilangos del domingo 6 de mayo de 2007
Sea bienvenido el colmilludo amigo.
Omar Delgado
2007
P.S. Si desea leer al vampiro píquele aquí


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EL TRIUNFO DEL CUERPO
La sorpresa comienza al llegar a Eje Central y República del Salvador. La calle intransitable, a las 4:20 de la mañana del domingo. El taxista que me llevapregunta inquieto: "¿Qué se celebra hoy en el centro,que hay tanta gente?" Al fin podemos llegar a Madero,bajo y me confundo con la multitud que con prisa, registro en mano, sube por esa calle cerrada avehículos en la noche perpleja que intenta ser oscura, iluminada por el entusiasmo y la expectación de quienes a paso vivo quieren hacer historia como parte de la instalación de cuerpos desnudos de SpencerTunick en el Zócalo. El Zócalo, el ombligo de México,centro de los tres poderes que hacen este país: laraíz prehispánica, la religión católica y el gobierno político, ese polifemo cuya máscara deja a veces dolorosas y profundas marcas. La sorpresa continúa al llegar a Palma, en donde dos largas serpientes se envuelven sobre sí mismas: la cola para presentar el papel de registro firmado, lacola para obtenerlo de último momento. Ambiente como en las afueras de un megaconcierto a punto decomenzar, salvo que aquí los que hacen cola son los artistas, los que ocuparán el escenario. Eso imprime un toque de adrenalina particular, sutil, al ambiente,que sumado a la trascendencia del significado del acto, el desnudo multitudinario, se convierte en el poderoso toque de la transgresión: la brillantez de los ojos, suave mirada decidida, pensamientos certeros(al pasar una pareja emperifollada de salida de algún evento socialité hay risas, y una voz observa: "Esos son lo opuesto a nosotros". Y otra, profética, añade:"Entre desnudos no hay diferencias".Diez minutos después, a pesar de todo ese maremagnum ya estamos en el lugar de espera, sobre Monte de Piedad, entre 16 de septiembre y Madero. Zonas divididas con cinta de colores roja, amarilla, verde,azul. Llenar las zonas y en el lugar que se escoge,sentarse en el piso, a esperar que terminen de llegarlos inscritos. Los lugares se acaban rápidamente, tres veces hay que recorrerse y acortar distancias entre sí para que quepan los más que se pueda. El ojo estadístico-sociológico-crítico entretiene la espera:cuatro a seis hombres por cada mujer, la mayoríajóvenes de 18 a 25 años, seguidos por la fracción de los adultos contemporáneos. Nuevas sorpresas: gente de cincuenta en adelante no falta. Todas las clases sociales y todos los colores de piel de México y hastade otros países (cinco caucásicos burgeoise-bohemians veinteañeros muertos de la risa están cuatro filas ala izquierda). Goyas pumas estallan cada cierto tiempo, alternados con México-México, hasta se ensayan olas. Varios mirones en los balcones de los hoteles,un gringo grita desde una ventana no sé qué con voz molesta y ebria, una multitudinaria mentada de madrelo calla. Una tipa de cabello rubio a la britney abres u abrigo, se contonea en un balcón y lanza besos.También debe estar ebria, pobrecita, no se ha dado cuenta que la celebridad somos nosotros. Pasa el tiempo, comienzan a doler las nalgas, muchos se levantan para descansar a pesar de las indicaciones del personal de Tunick de que hay que permanecer sentados para que puedan contar a los asistentes. La gente sigue llegando en oleadas, cruzando bajo losportales frente a nosotros, queda en evidencia su impuntualidad y comienzan los coros de: "HUE-VO-NES,HUE-VO-NES" Los primeros se incomodan con los gritos y agachan la cabeza, media hora después llegan los más huevones, y hasta levantan los brazos agradeciendo losreclamos como si fueran porras. A eso de las seis y media termina la llegada y comienza el frío de la madrugada. Se escucha un vocerío desde alguna de las calles adyacentes. (Mucho después se sabrá que el contingente de los más huevones de los huevones, unos 500, ya no pudieron entrar por límite de tiempo y, para no quedarse con las ganas, hicieron una instalación de desnudos especial para los granaderos.) Cerca de las siete Tunick en persona comienza a hablar. Da la sinopsis del evento, debe haber total silencio cuando tome la foto, en qué momento hay que quitarse la ropa. Sólo faltan cinco minutos para quedar en pelotas en pleno centro del Zócalo, de la ciudad, del país. La emoción hace desaparecer la fría brisa de la madrugada, muchos echan mano a las agujetas, al cinturón, unos ya se quitan las chamarras; en sus marcas, listos... Y de pronto la voz de Tunick: "One, Two, Three, ¡Get offthe clothes! Un sordo clamor se extiende por el Zócalo. Caen las ropas, no lentamente como en Persiana Americana sinomás bien con el furor decidido de la escena cumbre de la versión fílmica de El Perfume. Cuando levanto la vista después de haberme quitado todo, soy testigo de una Epifanía: a derecha e izquierda todas las pieles humanas forman un solo color hermoso, intraducible,único: EL COLOR HUMANO, ese color que ya se me había quedado en la retina como atisbo cuando vi la primera foto de Tunick a color y que ahora extiende sus matices, verídico como la realidad. Nos miramos unos a los otros, asombrados, felices, unos gritan, otros saltan, maldito Tunick, ha logrado lo que ni los hippies ni Foucault ni Bataille lograron: el triunfo del cuerpo, que emerge victorioso, puro, total en suinocente y poderosa desnudez de los disfraces que solemos llamar ropas, arrojadas al suelo como míserasbasuras. La verdad es desnuda.
Después de este éxtasis inicial, reaccionamos y tomamos el Zócalo. Un mar de cuerpos color humano sustituye el gris del piso, cada uno en un cuadro de la plancha del Zócalo. Noto que mi conciencia del yo ha desaparecido, todos mis pensamientos son formulados en primera persona del plural, entiendo porqué las fotos de Tunick me evocan ciertas láminas de Doré y a la frase de Dante: "En el paraíso no se dice yo, sinonosotros." Atrás de mí están una señora de cincuenta ytantos y su hija de unos 19, la chica más nerviosa que su madre; adelante un varón de unos 30 semirrapado,moreno, robusto, pura cepa de barrio, digno y formal;a mi izquierda un hombre de cuarenta y tantos,dependiente de comercio de alguna película de Pedro Infante; a mi derecha un chavo desmadroso de recién 18 que no para de mirar a todas partes, como niño curioso. La espera es larga para la primera toma,todos quieren salir en las filas iniciales y es preciso llenar la parte de atrás. El frío de la mañanase deja sentir y muchos se abrazan a su propio cuerpobuscando calor. Asombra la pluralidad humana verdadera, acostumbrado el ojo a la imagen del cuerpo vendida en comerciales, cine, revistas, moda y pornografía. Terra incognita de penes de todos los tamaños y matices del canela al ébano, senos con una variedad de tamaños y pezones semejante, manchas rojas, azulosas, oscuras, decoloraciones, pieles gruesas, tatuajes ya semiborrados y otros como enredaderas cubriendo la piel virgen. La historia del ojo ensaya y escribe nuevas estéticas. El silencio se hace por fin.Tunick anuncia que la toma ha sido hecha y para lasiguiente hay que acostarse en el piso, primero con lacabeza hacia el norte pero después cambia lainstrucción a la cabeza orientada hacia el astabandera, el centro del centro de la plaza, del país.Aunque el frío del suelo es grande la experiencia se vuelve inmortal. Es estar en un vórtice en donde nadas e mueve pero la sensación de movimiento está. Cara al cielo azul infinito, diáfano, sin una sola nube; cuerpo en tierra sólida, magna mater; a derecha eizquierda el color humano emana calor, presencia,conciencia de ser nuestro lugar, entre el cosmos superior y el inferior, entre las raíces y las ramas. Suspendido en el instante, en el silencio, veo sobre nosotros dos aves que entrelazan su vuelo como una respuesta de que el cielo se ha unido con la tierra.Cuerpo templo de Dios, de Natura, de la Vida. El calor de miles de cuerpo ha derrotado al frío.Nos levantamos a la voz del sumo sacerdote Tunick que nos convoca a otro momento de comunión, esta vez elcuerpo orientado hacia el Norte, con la frente entierra y el cuerpo encogido, a la manera como los practicantes del Islam hacen sus oraciones. Hacia el Norte de la plaza se ubica la colonial (y fea) Catedral Metropolitana. Aunque Tunick advierte que la posición no tiene ninguna significación religiosa, la posición es una adoración, una mortificación y un recordatorio de nuestra humildad ante lo Eterno, acaso no religioso, y va más allá de lo que representecualquier edificio. Obviamente esta se convierte en la toma más prolongada, pues requiere un dominio sobre el dolor de las rodillas y sobre nuestra naturaleza prosaica, pues muchos se distraen levantando la cabeza para mirar asombrados el expuesto trasero del desnudode enfrente y la parte que cumple las más profanafinalidad corporal. Insisto: sea cual sea el nivel deconsciencia, esta posición es un recordatorio denuestra humildad.Ahora Tunick nos convoca a la calle 20 de Noviembre. Imposible. Se ha llenado, desalojando apenas una partedel zócalo, y Spencer hace una corrección sobre lamarcha, indicando que quienes estamos en la plaza nos coloquemos en triángulo con los brazos extendidos sobre los brazos del vecino, tocándole el hombro. Hayun lapso de espera y en el ínter se organiza un momento de festejos. Un grupo de mujeres celebra lalibertad del aborto, otros cantan al cardenal:"Rivera, Carrera, el pueblo se te encuera." Adultos corren persiguiéndose desnudos por la plaza como niños, otro da clases de cómo dominar una pelota de futbol en pelotas, una chica linda quiere ver en perspectiva, su novio la trepa en su espalda y alrededor todos gritan: "Que se vista, que se vista", otro momento de belleza visual ocurre cuando en ambas esquinas de 20 de noviembre y Zócalo, tres jóvenes efebos de hermosos cuerpos se abrazan a los postes dealumbrado y quedan ahí, quietos, como esculturas griegas urbanas. Por fin la toma se organiza y nos tomamos de los brazos. Es el primer momento de verdadero contacto piel a piel entre la multitudinaria fraternidad de desnudos, antes hubo algunos roces, inconscientes y tímidos, pero este es el momento de laverdad. Y no hay problema, todos camaradas y cerodiscriminación. Se extienden hileras a derecha eizquierda, todos con los brazos a todo lo largo cualhombres de vitruvio. Otra toma con los brazos izquierdos arriba, el índice en alto, y este gesto de reivindicación es el final para los hombres, las mujeres harán una toma especial y se le pide se queden. Vamos por nuestros uniformes que nos etiquetan como humanos individuales, únicos, solos y jerarquizados. Nos decimos un adiós todavía sorprendido, asombrado, y que sabe triste. El Paraíso ha terminado. Pero hemos estado en él, lo hemos visto. Sabemos cómo transfigurar la vida.
Joaquin Torres
2007

1 comentario:

Dolores Garibay dijo...

Siempre es un placer leerte Lobito. Espero que en esta ocasión sí pueda poner un mensaje aqui porque el primero que te mandé -hace tiempo ya- se perdió en el ciberespacio...

Por cierto ¿fuiste a lo de Tunick al zócalo hace 15 días? para que nos cuentes, porque mi mujer se quedó con ganas de encuerarse, confundió el día.

Me encantó la recomendación de "El violín" vi la película y me fascinó la parte donde el abuelo explica al nieto lo que pasó en el pueblo que los militares atacaron. cuando don Plutarco le dice al niño que su mamá ya no va a regresar, que ellos son los que van a ir, creo que es de las cosas más sensatas que he escuchado en mi vida. Además de que me pareció muy simbólicala parte donde habla de la leyenda de los hombres ambiciosos y los hombres verdaderos. Desgraciadamente no puede ver el final, la película falló (que esperaba por 10 pesos si la compé afuera del metro Tacubaya) así que me quedé intrigada... Cuando la vea en versión original, la compraré. Vale la pena.

Tú confirmaste mi sospecha de que Spiderman 3 es una jalada de los pelos. Como que me intrigaba pefro no estaba muy convencida. Pagaré otros 10 pesos para verla porque no pienso gastar 60 en una entrada al cine...

Respecto a lo que escribiste de la fotografía post mortem ¿dejarías que le tomaran una foto a tu cadaver? a mi si estando en mi ataúd algún idiota quiere retratarme, me levanto en ese momento a patearle los hue... y romperle su %&$@"&/?¡ camarita. Si estando viva me caga que me tomen una pinche foto, estando muerta le jalaría las patas al que lo hiciera

Bueno, ya me voy porque siento que ya no coordino bien (exceso de cafeína en la sangre)

Besos chilangos