miércoles, septiembre 13, 2006

La Seda de Alessandro Baricco

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Menos es más, más es más", acotumbran decir los franceses.
En la obra literaria ésto se cumple cabalmente. Cualquier palabra, frase o capítulo innecesario hace que un relato (sea cuento o novela), se ponga gordo, se vuelva torpe. Llega un momento en que, si le sobran demasiados kilos, el obeso amisajo de letras se echa como vaca y no avanza.
Es entonces lo ágil y sustancioso lo que se busca.
Alessandro Baricco logra crear una obra sucinta, excepcional por su contundencia y su hermosura. En menos de ciento veinte páginas logra relatar la vida de Herve Loncóur, aventurero que realiza varios viajes al Japón del siglo XIX. Baricco resume años de la vida del comerciante con frases cortas y certeras. Sintetiza en ellas los momentos más importantes en la vida de Loncóur y de sus allegados, de su esposa Helene y sobre todo, de la obsesión de Herve por la mujer de un señor feudal japones, promesa de amor siempre presente y nunca consumada.

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En Seda convergen distintos y coloridos personajes: el patrón de Loncóur, generoso y astuto; el contacto en el país nipón, un férreo pero honorable Bushi que acepta venderle las larvas de gusano de seda; la mujer del japonés, brumosa enamorada a la que Herve persigue, Madame Blanché,la matrona japonesa que le sirve de intérprete. De entre todos ellos, resalta Helene, esposa de Loncóur, de voz hermosa, cuyo amor y desesperanza le sobreviven para desgracia de Loncóur.
El relato, que se balancea entre el cuento largo y la novela corta, está escrito de manera lineal, sin saltos temporales, y es un narrador externo el que resume (nunca mejor dicho), todos los acontecimientos de la obra: los viajes de Loncóur, su obsesión por la señora Bushi, el comercio de seda en la Francia del siglo XIX (En donde Louis Pasteur tiene una pequeña participación), y el inmenso y desesperanzado amor de Helene, quien resume en una carta toda la pasión y la impotencia de no ser ella.
Seda se lee muy rápido, tanto por su extensión como por lo seductora que resulta. El eco constante de la voz de Baricco (que utiliza la repetición como elemento aglutinante: La frase del final de un capìtulo es la frase de inicio del siguiente) va acumulando las imágenes en la mente del lector hasta que se vuelven indelebles. Y al final, quien ha disfrutado Seda tiene la misma sensación que tiene madame Blanché: la de haber hecho el amor con las palabras.
Omar Delgado
2006

1 comentario:

Sandra Becerril dijo...

Oye, no inventes!!! Este libro justo lo acabo de leer hace como un mes, es excelente. Las emociones que transmite al lector, te dejan vibrando. Tiene esa sutileza en cada palabra. De lo mejor que he leído, es definitivo... y si les interesa, hay un libro de Baricco que se llama "Sin Sangre" también en Anagrama bastante recomendable

Besos!